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La diócesis de Tui-Vigo se despide del Papa Francisco

Hoy, viernes 2 de mayo, a las 11:00 horas, en la catedral tudense de Santa María, el obispo de Tui-Vigo, monseñor Antonio Valín, presidió la misa funeral por el eterno descanso del papa Francisco, invitando a los presentes a vivir este momento «desde la fe y la gratitud, en comunión con toda la Iglesia. Estamos convencidos y proclamamos la fuerza que viene de la resurrección de Cristo. Celebramos esta eucaristía pidiendo por el papa, tristes, pero esperanzados, confiados en que Dios lo invita a la comunión y vida con él». El obispo emérito, monseñor Luis Quinteiro, y varios presbíteros diocesanos participaron en esta celebración.

Gracias al papa Francisco, manifestó el obispo tudense, «palabras conocidas en nuestra tradición adquirieron una melodía nueva: la misericordia infinita e incansable de Dios, el empeño de que todos nos podamos encontrar en la Iglesia, como en la propia casa y no ante una aduana; la urgencia de salir de nuestras rutinas y costumbres, para abrirnos a todos; el aprender a ver al diferente como a un hermano y no como un enemigo; el reconocernos hijos e hijas de Dios, corresponsables en la misión y en la vida… Una Iglesia en la que todos se sientan curados, acogidos… Los pobres, los descartados, los invisibles, cada uno con su rostro, fuera como fuera, resonando proféticamente distinto en la orquesta plural que es la Iglesia y en la realidad social».

En relación a la situación que vive la Iglesia ante la falta del sucesor de Pedro y la proximidad de la celebración del Cónclavemonseñor Antonio Valín expresó que «para muchos es un momento de tensiones internas y líos en el seno de la Iglesia. Tenemos que vivir este momento desde la fe: Cristo es el Buen Pastor, el único pastor que guía, acompaña y empuja a su Iglesia. Su Espíritu, en este momento, le dará a la Iglesia un pastor con olor a oveja que nos acompaña, conociendo y compartiendo nuestros sufrimientos».

La diócesis de Tui-Vigo recomienda a todos los diocesanos que tengan presente en sus oraciones al papa Francisco y, a su vez, solicita a cada sacerdote que, dentro de los días hábiles que establece la liturgia, celebre con la mayor solemnidad posible una misa por el santo padre, en alguna de las parroquias más pobladas de las que tenga a su cargo.