El Claustro

El origen de la palabra “claustro” debemos buscarlo en el vocablo latino “claudere” cuyo significado es “cerrar”. Y esta era la función primitiva de los claustros: espacios cerrados en torno a los cuales se disponían una serie de dependencias de variada índole: tales como administrativas, funerarias, de meditación…

En el caso de la Catedral de Tui, el claustro destaca, además de por su imponente construcción por ser el lugar en el que se encuentra ubicada la colección epigráfica y heráldica del conjunto catedralicio (cuyas piezas más antiguas se remontan a época visigoda) y porque, en sus inmediaciones, también se encuentra la Sala Capitular Románica del siglo XII, es decir, la primitiva sala de reunión de los canónigos del primer templo de la ciudad, con un marcado carácter medieval en su trazado y en la composición pétrea de su arquitectura.

Sus galerías están formadas por grandes arcos apuntados de descarga que cobijan en su interior a otros dos de dimensiones más reducidas sostenidos por finas columnas de capiteles florales dobles.

Es de apreciar la conservación del claustro tudense, que tiene la particularidad de ser el más antiguo de la comunidad gallega. De gran belleza y armonía, data de la primera mitad del siglo XIII, destacando su trazado siguiendo la influencia cisterciense quizá del cercano monasterio de Santa María de Oia.

 

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